Cerrar

Inicio / dietética

“Una vez al año no hace daño”; “me lo merezco”; “sólo un poco”; “ya lo compensaré”; “no es justo que ellos puedan y yo no”; “total, que mas da…”; “si ya me he saltado la dieta, que más da un poco más…”; “me estoy dando un capricho”, “mañana puedo empezar otra vez”… podría seguir unas cuantas líneas más.

¿Te suena alguna? Seguro que en algún momento te has dicho a ti mismo alguna de estas frases. Si no estas en concreto, alguna parecida.

Estos son pensamientos saboteadores que nos decimos a nosotros mismos para darnos permiso para las cosas. En este caso, estos pensamientos nos dan permiso para comer cosas que por circunstancias no deberíamos o no podríamos comer.

Es algo inconsciente, muy común sobre todo si estás restringiendo tu alimentación y esto te está generando algo de ansiedad. En películas, series o dibujos animados, estamos acostumbrados a ver la típica escena donde el protagonista se debate entre el bien y el mal. Le aparece un angelito y un demonio que se postran cada uno en un oído con la intención de convencer al protagonista de que le siga en su camino. Los pensamientos saboteadores no son más que ese mini demonio que se nos pone a decir paparruchas en el oído.

Son pensamientos bastante poderosos que tienen consecuencias. Si les hacemos caso normalmente vienen acompañados luego de culpa. Porque el placer de hacer caso al demoniete, a veces, dura un segundo en la boca. La culpa, frustración, enfado, tristeza duran bastante más… ¿por lo que vale la pena hacerle caso?

Con esto no quiero decir que hay que seguir una dieta restrictiva siempre, cumpliéndola al pie de la letra. Como siempre decimos en Nutriestudio, la flexibilidad hace la adherencia. Si tenemos una cierta flexibilidad y disfrutamos de comidas fuera de lo común, nos será más fácil seguir una pauta de alimentación correcta y concreta.

Pero los pensamientos saboteadores son más característicos del día a día; de un picoteo, de un dulce… no tanto de salir a comer un buen arroz, unos calamares a la romana y una cerveza fresquita. La flexibilidad de la que hablamos tiene más que ver con la segunda opción y no con la primera. Es decir, aprovechar esa flexibilidad para comer cosas atípicas, en restaurantes, celebrando nos aporta mucha más felicidad y cosas positivas que aprovecharla para el picoteo diario, del que prácticamente no tenemos conciencia de lo que estamos haciendo y no lo disfrutamos. Si nosotros ya tenemos en cuenta nuestra flexibilidad para aprovecharla en fin de semana y, además hacemos caso a los pensamientos saboteadores en el día a día, probablemente no consigamos los objetivos de peso, ya sea de pérdida o de quedarse igual.

Por lo que repetimos la pregunta, ¿vale la pena hacerle caso a los pensamientos saboteadores? Dale una vuelta. Piensa cuales son los pensamientos saboteadores que te dice el demoniete, reconócelas cuando te las dice y diles que ¡NO! Que no te vale la pena hacerle caso, que prefieres disfrutar de tu flexibilidad de otra manera.

Desde el confinamiento, se han puesto de moda mil desayunos saludables, así como también postres fit o recetas saludables…Y la pregunta es… ¿por ser saludable puedo comerlo siempre que quiera?¿la cantidad que quiera?

La respuesta es depende. Como en la mayoría de cosas en nutrición… Dependerá del objetivo de cada persona y de sus características.

Pero, ¿Qué ha pasado con los desayunos saludables? El problema son las cantidades, pero también los alimentos.

Una tostada con huevos revueltos, aguacate y queso fresco es muy saludable, sí, pero si las cantidades son elevadas, y la densidad calórica también. Por lo que podemos estar comiendo más calorías de las que nuestro cuerpo necesita, y ahí es cuando puede ser “peligroso”, ya que puede contribuir al aumento de peso.

Lo mismo pasa con los mugcakes, tortitas, bowls con mil frutas, cereales, cremas de frutos secos…

Eso no significa que no puedas hacerte estos desayunos, sino que tenemos que tener en cuenta las cantidades de estos desayunos en función de tus necesidades fisiológicas, tu gasto energético y tus objetivos.

Las opciones de desayunos son infinitas, lo que te recomendamos es que incluyan una fuente de proteína de buena calidad ya que nos ayudará a mantener la saciedad durante la mañana.

Aquí os dejamos algunas ideas de desayunos completos:

  • Queso fresco batido, kéfir o yogur con fruta y frutos secos o cereales integrales
  • Huevos revueltos + tostada de pan integral con rodajas de tomate
  • Tostada de pan wasa con queso fresco y manzana
  • Pan integral con huevo poché + pieza de fruta
  • Tostada con aguacate y huevo
  • Leche con cereales integrales + pieza de fruta
  • Porridge de avena con plátano o naranja
  • Pudding de chía con fruta
  • Tostada con queso fresco y anchoas
  • Fruta + frutos secos
  • Tostada de queso crema con salmón ahumado

Recordad que las cantidades dependerán de tus objetivos, de tu composición corporal, sensaciones de hambre por la mañana, tipo de trabajo….

Si necesitas ayuda puedes acudir a un profesional titulado que te ayude y te enseñe cuales son las raciones adecuadas para ti.

Parece mentira, pero ya ha llegado septiembre.

Para muchos, en septiembre comienza otra vez el año. El mes de plantearte propósitos y objetivos nuevos. Para otros, septiembre no trae más que ansiedad. ¿Volver a plantearse propósitos para no cumplirlos?

Y tú, ¿de qué tipo eres? Yo solía ser de las primeras. Quería ver septiembre con optimismo, marcándome nuevos objetivos. Durante los meses de julio y agosto siempre, si tenía alguna idea pensaba, esto lo desarrollo en verano y en septiembre lo pongo en marcha. Os hago spoiler, eso rara vez pasaba.

Reflexionando sobre el tema, me he dado cuenta de que ver con optimismo y como un nuevo comienzo de año la llegada de septiembre, es algo impuesto. Como una tradición.

Volver a empezar…otra vez…volver a estrenaaaar… zapatos y libros…” ¿Os suena? ¡Exacto! ¿A ver si va a resultar que el tema de volver a empezar es más un tema de volver a comprar, un poco impuesto por la industria, que nos lo ha pintado lleno de optimismo porque ya duele suficiente el monedero? Seguro que toda la culpa no la tiene la industria, pero estoy segura de que si seguimos el hilo en el pasado, quien empezó con la historia fueron ellos.

En cualquier caso, llega septiembre y nos ponemos a pensar en los propósitos para acabar el año con un buen balance. Empezamos muy bien, pero, como dice mi madre “arrancada de toro y parada de burro”. No llegamos a los objetivos ni para acabar el mes. Entonces nos frustramos, nos agobiamos y nos tratamos mal. “Es que siempre igual”, “no eres capaz…”. ¿Quizás es que nos marcamos unos objetivos demasiado grandes para lo que queda de año?

Os propongo una idea. En vez de marcarnos grandes objetivos, nos podemos marcar pequeños e ir añadiendo cada mes. Además, podemos clasificarlos en tres bloques: alimentación, actividad física y bienestar. Si nos vemos preparados podemos plantearnos uno de cada, cada mes. Ya nos sabemos de sobra los objetivos típicos: apuntarse a un gimnasio, salir a correr, comer menos cantidad, planificar la semana con menús… Pero os pongo ejemplos de microobjetivos que nos podemos plantear, dependerá también de donde partamos y cuál es nuestro objetivo final.

Microobjetivos de alimentación: añadir alguna verdura en cada comida; controlar el aceite que usamos; comer pescado mínimo dos veces por semana; cambiar los alimentos con harinas refinadas por integrales; beber dos vasos de agua en cada comida;

Microobjetivos de actividad física: estirar diez minutos dos días a la semana; subir por las escaleras; caminar todos los días mínimo una hora…

Microobjetivos de bienestar: apagar el móvil 1 hora antes de acostarse; dormir mínimo 8 horas al día; no fustigarse ni culpabilizarse cada vez que no nos salga alguna cosa; ponerse un labial por las mañanas… Aquí se puede incluir cualquier cosa que nos haga sentir un poco mejor en el día a día, por muy tonto que nos parezca.

Os animo a probar este método de microobjetivos mensuales y pasar un poco de cada cambio de año, sean uno o dos al año.

Actualmente, cada vez son más las personas que deciden reducir el consumo de proteínas de origen animal y las sustituyen por proteínas de origen vegetal. ¿Cuáles pueden ser los motivos que les llevan a tomar esta decisión?

Los motivos pueden ser muchos, y según la persona, serán unos u otros. Los más habituales son:

  • Por el medio ambiente y el calentamiento global. ¿Sabías que la producción pecuaria es una de las principales causas de problemas ambientales por encima del transporte?
  • Porqué consumían mucha carne/pescado
  • Por salud
  • Por concienciación por los animales

Vale, ¿y cómo sé si como mucha carne o proteína animal?

En nuestra alimentación actual, lo habitual es comer más carne de la recomendada, sobretodo de carne roja. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria, recomienda comer entre 200 y 500 gramos a la semana de carne, pero el consumo medio español está por encima del kilo.

Las recomendaciones de pescado, son de entre 3 y 4 raciones a la semana de pescado blanco y azul. El consumo en España se ve por debajo de las recomendaciones.

Si nos guiáramos según la dieta Mediterránea (la cual se ha visto que tiene numerosos beneficios para nuestra salud), la ingesta de carne sería menor, aumentando así el consumo de legumbres, las cuales también son una excelente fuente de proteína.

Se recomienda comer más de 3 raciones de legumbres a la semana, y lamentablemente, el consumo es muy inferior al recomendado.

Pero, ¿la proteína vegetal es completa?

Seguro que habrás oído muchas veces que la proteína vegetal no es completa. Y en parte es cierto, no todas las fuentes de proteína vegetal son completas, pero esto no tiene porqué ser un problema si tenemos una alimentación equilibrada y variada.

Primero que todo… ¿qué es una proteína completa? La proteína completa es aquella que tiene todos los aminoácidos esenciales (esos que nuestro cuerpo no es capaz de generar y necesita obtenerlos por la dieta) en su composición y en cantidad suficiente.

Los alimentos vegetales que tienen proteína completa son: la soja, los garbanzos, las alubias, los pistachos, la quinoa, las semillas de chía, de cáñamo…incluso las espinacas! (aunque no sirvan como fuente de proteína porqué su cantidad es muy pequeña.

En cuanto a los alimentos que no tienen proteína completa, ¡no pasa nada! Al combinarse con otros alimentos, se complementan entre ellos formando la proteína completa que nuestro cuerpo necesita. Y a diferencia de lo que se cree, no es necesario mezclarlo en la misma comida. Como lo típico que se ha oído siempre de mezclar el arroz con las lentejas para obtener proteína completa. Puedes comer lentejas a comer y otro cereal por la noche y ya estarás obteniendo sus beneficios.

Hay otra cosa importante a tener en cuenta en cuanto a la proteína vegetal, y es la digestibilidad.

La digestibilidad es la capacidad que tiene nuestro sistema digestivo de aprovechar la proteína disponible en ese alimento. Y es que las proteínas vegetales, tienen una digestibilidad menor en comparación a la animal, porqué contienen algunos antinutrientes y también la fibra. Hay algunos tipos de cocciones y preparaciones que pueden mejorar esa digestibilidad.

Fuentes de proteína de origen vegetal

  • Legumbres y derivados como el tempeh, tofu, hummus, soja texturizada…
  • Seitán
  • Frutos secos
  • Semillas

Para demostrar que no es difícil llegar a los requerimientos proteicos con una alimentación rica en proteína de origen vegetal, vamos a hacer una comparativa, con un valor de 20 g de proteína.

PROTEÍNA VEGETALPROTEÍNA ANIMAL
100 g de seitán2,5 huevos
160 g de tofu (variará según la firmeza)180 g de queso fresco
220 g de lentejas cocidas100 g de pollo
40 g de soja texturizada160 g de merluza
105 g de tempeh83 g de gambas

Y si te resulta difícil introducir este tipo de proteína, siempre puedes pedir ayuda y consejos a profesionales de la nutrición, pero si te sirve para empezar, aquí te dejamos unos ejemplos.

Ejemplos de platos completos en proteína de origen vegetal

  • Ensalada de alubias con lechuga, pimientos, cebolla y alcaparras.
  • Arroz con salteado de verduras y heura.
  • Pasta integral con pisto de verduras, salsa de tomate y soja texturizada.
  • Guisado de seitán con patata y acelgas.
  • Gazpacho + falafels con salsa de yogur.
  • Quinoa con tofu, zanahoria y pimientos.

Conclusión

Me gustaría decir que el consumo excesivo de carne está relacionado con algunos cánceres y también con enfermedades cardiovasculares y respiratorias, por lo que es recomendable moderar su consumo. Una forma de suplir este consumo de carne es con legumbres y derivados, adquiriendo así también la proteína necesaria. No es necesario eliminar el consumo, pero si moderarlo…estaremos haciendo un bien para nosotros y también para nuestro planeta.

Cada vez es más frecuente escuchar hablar sobre enfermedades digestivas…

Hoy me gustaría hablaros del sistema digestivo y la gran variedad de enfermedades que pueden relacionarse con este.

El sistema digestivo es el conjunto de órganos, sistemas y tejidos que transportan, descomponen y absorben la comida en sustancias más pequeñas (nutrientes) para que nuestro organismo pueda utilizarlas para la correcta función del cuerpo.

¿Qué forma nuestro sistema digestivo?

El sistema digestivo empieza en la cavidad oral! Nos sirve como punto de entrada del alimento y allí es donde empieza la digestión. Los síntomas o problemas en la cavidad bucal (aftas, sequedad, sabor metálico, etc.) pueden ser una señal de alerta. El alimento sigue por el sistema digestivo hasta estar digerido y absorbido para, posteriormente desechar por el ano la parte que no hemos digerido. Los residuos posteriores a la digestión también nos pueden servir como indicador de distintas enfermedades digestivas.

Las patologías digestivas son afecciones en la motilidad, digestión, secreción i/o absorción de los nutrientes en cualquier parte del sistema digestivo, por tanto pueden afectarnos desde la boca hasta el ano.

Cada vez son más las personas que sufren patologías digestivas, de hecho durante los últimos años este tipo de patologías han incrementado su incidencia debido a que algunas se desconocían o no se diagnosticaban. Esto es debido a que las patologías digestivas son muy distintas; las podemos diferenciar a grandes rasgos en: patologías digestivas altas y bajas.

Las patologías digestivas altas son aquellas que afectan a la boca, el esófago, el hígado, la vesícula biliar y el estómago. Mientras que las patologías digestivas bajas afectarían al páncreas, el intestino delgado, el intestino grueso, el apéndice y el recto.

El movimiento Lunes sin carne, también conocido como #MeatlessMonday nació en EE.UU en 2003 con la finalidad de acostumbrar a la gente a no comer carne al menos un día a la semana. De hecho está tan arraigado en la comunidad americana que los colegios públicos de Los Angeles lo practican. Igual que los colegios de Sao Paulo (Brasil).

¿Cuáles son los motivos del Meatless Monday? No vamos a obviar el evidente que todos estamos pensando, el sufrimiento animal. Pero no es ni de lejos, el único motivo que ha hecho surgir este movimiento.

Uno de ellos es la sostenibilidad del consumo de carne. El consumo de carne no es para nada «saludable» para nuestro planeta. Y es que la ganadería contamina más que los medios de transporte. Sí, sí… has leído bien. La producción de CO2 de la ganadería es superior al que generan los medios de transporte. Esto no me lo invento yo, si no que la OMS (Organización Mundial de la Salud) a través de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura) publicó un informe con estos datos escalofriantes.

Además para producir 1 kg de carne se necesitan de 15-20 kg de cereales y 15000 litros de agua. Por lo que dejando de comer carne durante 1 día, ahorramos agua como para ducharse 16 veces. Con 1 kg de carne pueden comer 4-5 personas mientras que con los 20 kg de cereales que se necesitan para ese kilo podríamos dar de comer a unos 200 niños, de los que se muere 1 cada 15 segundos por desnutrición. Otra razón muy importante a tener en cuenta.

Evidentemente cada persona es libre de decidir qué comer pero a nivel personal me parece muy interesante esta iniciativa, ya que, al menos a mi no me supone nada dejar de comer carne durante 1 día. Esperemos que os haya gustado! 🙂

A continuación la receta vegetariana que ha triunfado tanto en instagram!

CALABAGUETIS CON BOLOGNESA VEGETARIANA

IMG_1549

Para hacer los calabaguetis, he usado calabacín no muy gordo y lo he pasado por el «sacapuntas de verduras» que ahora mismo ya puedes encontrar en cualquier tienda un poco especializada o grandes almacenes.

Para la salsa he usado soja texturizada (!!!) y una salsa de tomate comercial de tomatitos Cherry. Si la salsa hubiese sido casera ya habría sido genial pero esta no me pareció que estuviese mal formulada.

 

 

IMG_1542

IMG_1544Llevaba millones de años buscando soja texturizada y por fin la encontré en el ALDI (benditos Aldi y Lidl!), aunque seguro que en hipermercados tipo Carrefour y en herboristerías se puede encontrar. Hay fina y gruesa, según lo que quieras hacer te irá mejor una o la otra.

 

 

El siguiente paso es la hidratación de la soja. Raciones.. pues como era la primera vez que lo hacía no tenía ni idea cuanto iba a quedar. Por cada ración de soja que se ponga, se añaden dos de agua. Yo he hecho una medida de un vaso más o menos. Lo he dejado unos 10-15 minutos.

IMG_1546

También se puede hidratar con caldo, así la soja quedará más sabrosa.

Lo he escurrido y lo he pasado por la sartén. Con un poco de AOVE. Como si fuese carne picada vamos.
Al añadir la salsa de tomate me ha quedado bastante cantidad, por lo que he sacado la mitad y la he guardado en un tupper. Puede que intente hacer berenjenas rellenas.

He añadido orégano y los calabaguetis a la sartén. Cuatro o cinco vueltas y listo!!!! La verdad que parecía que comía pasta a la boloñesa!! IMG_1548

Hoy en día, un gran porcentaje de la población confunde los conceptos de alergia alimentaria e intolerancia alimentaria. Por ejemplo, es común confundir la intolerancia a la lactosa y alergia a la lactosa (cuando esta ni siquiera existe). Es un problema porque la gente al final no sabe bien qué es lo que puede comer, y qué no.

Muchas personas aseguran tener alergia a un cierto alimento cuando en realidad padecen alguna intolerancia o simplemente una aversión a ese alimento. Algunos estudios realizados por la agencia alimentaria británica demuestran que entre un 20-30% de la población creen ser alérgicos, cuando en realidad solo lo sería el 1-2%.

En el artículo de hoy hablaremos sobre las diferencias más comunes entre las alergias y las intolerancias.

Tanto la alergia como la intolerancia son reacciones adversas a los alimentos. Dentro de estas reacciones adversas tendríamos las reacciones adversas tóxicas (causadas por toxinas) y las reacciones adversas no tóxicas (dentro de esta encontraríamos la alergia y la intolerancia). Ahora bien, ¿qué es lo que nos diferencia una de otra?

La alergia es una reacción adversa no tóxica, mediada por mecanismos inmunológicos, específicamente mediado habitualmente por Inmunoglobulinas E (IgE) y que produce una respuesta exagerada del organismo frente a un componente alimentario, que normalmente suelen ser las proteínas de ese alimento. Por lo tanto, cualquier alimento que contenga proteínas puede provocar una alergia. Las más habituales son las siguientes:

  • • Alergia a la leche: Causada por la caseína, lactoglobulina y la lacto albúmina.
  • • Alergia al huevo: Por ovoalbúmina y el ovomucoide, presentes en la clara.
  • • Alergia al pescado: Causada por las proteínas musculares del pescado.
  • • Alergia a legumbres: Las más frecuentes son a las lentejas y soja. Hay que tener cuidado porque en la industria alimentaria se usan gomas de leguminosas como espesantes, como por ejemplo la goma guar o el garrofín.
  • • Alergia a cereales: Hay muchas proteínas en los cereales con poder alergénico como el gluten de trigo y las que protegen al grano de ataques de bacterias y hongos.
  • •Alergia a los frutos secos: Cacahuetes y almendras pueden provocar un shock anafiláctico con más riesgo que otros alimentos. Aunque de forma leve pueden provocar otras manifestaciones como la inflamación de labios y lengua.

En cambio, la intolerancia es una reacción adversa no tóxica, pero que no está mediada por mecanismos inmunológicos (generalmente suelen ser en su mayoría mecanismos enzimáticos, aunque existen otros tipos). En este caso, el cuerpo no digiere correctamente determinados alimentos por el déficit de determinados enzimas que se encargan de metabolizar el alimento. Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa se produce por falta de la enzima lactasa que ayuda a metabolizar el azúcar de la leche (la lactosa).

Reacciones adversas a alimentos
Esquema: Reacciones adversas a los alimentos

¿Son iguales las reacciones y los síntomas que produce una alergia y una intolerancia? La mayoría de las veces se suele confundir una con otra, pero, sin embargo, las reacciones de una y otra son muy diferentes.

La alergia se trata de un mecanismo inmunológico, por lo que la respuesta del organismo suele ser inmediata y sus síntomas varían en función de la cantidad de alimento consumido, de las características de cada alimento y también según la predisposición individual a padecer la alergia. Así pues, según estas características los síntomas suelen ser leves o graves (siendo el más grave el shock anafiláctico). En el caso de la alergia los síntomas que encontraríamos no son solo digestivos (malestar abdominal, hinchazón abdominal, náuseas, vómitos, diarreas, etc) sino que también se sumarían los síntomas cutáneos (urticaria, rojeces, etc) y síntomas respiratorios.

En cambio, en la intolerancia alimentaria los síntomas suelen tardar más tiempo en aparecer. A diferencia de la alergia, la intolerancia suele tener síntomas solamente relacionados con el tubo digestivo (vómitos, náuseas, hinchazón, diarreas, vómitos, etc) y no se ven afectados ni el aparato respiratorio ni la piel.

También cabe remarcar, que la predisposición a padecer una alergia se puede heredar (no la alergia en sí, solo la predisposición). En cambio, la intolerancia aparece mayoritariamente cuando se producen alteraciones enzimáticas (que también se pueden heredar), pero lo más común es que se adquieran con la edad.

¿Cómo se detectan las alergias y las intolerancias alimentarias?

Una anamnesis (historia dietética e historia clínica) sería la primera opción para ambas.

En una alergia se suelen realizar pruebas cutáneas denominadas “prick test” con extractos comerciales de alimentos sobre la piel. Si este es negativo o no existe el extracto comercial se realiza una prueba cutánea con el propio alimento. La última opción es la provocación oral (tomar el alimento de forma controlada por un especialista).

En el caso de la intolerancia, se suelen producir los síntomas digestivos siempre que se toma un alimento o un mismo grupo de alimentos. Posteriormente se podrían realizar pruebas específicas para cada alimento si fuera necesario.

Otra de las diferencias entre una y otra es que, en el caso de la alergia, una pequeña cantidad del alimento sería suficiente para desencadenar la reacción alérgica. En cambio, en la intolerancia, la mayoría de veces la cantidad de alimento consumido suele ser mayor y se pueden consumir pequeñas cantidades de alimento sin tener ningún síntoma o efecto.

¿Existe diferencia en cuanto a niños y adultos en la alergia y la intolerancia?

Si bien es cierto, muchas intolerancias suelen aparecer con la edad. Sin embargo, en el caso de las alergias es mayor en los niños, que suelen presentar alergia a alimentos como el huevo, leche, pescado, frutos secos y algunas frutas o verduras. En cambio, los adultos suelen presentar alergia al pescado, a las frutas y a las verduras.

Esperamos que os haya ayudado a saber diferenciar las alergias de las intolerancias alimentarias. A modo resumen hemos preparado una tabla con los conceptos más importantes.

ALERGIAINTOLERANCIA
Afecta al sistema inmunológico (mediado por IgE) Afecta al metabolismo (sobre todo déficit enzimático)
La reacción puede producirse si se consumen pequeñas cantidades del alimento Se suele tolerar cierta cantidad del alimento
La sintomatología puede ser severa si afecta al aparato respiratorio La sintomatología es leve o moderada (digestiva)
Los síntomas son inmediatos (entre 1-2h)Los síntomas tardan más en aparecer (varias horas o días) 

Una de las confusiones más típicas nos la encontramos con la leche de vaca. En este caso podemos encontrar personas que padecen alergia  la proteína de vaca y otras con intolerancia a la lactosa. En la siguiente imagen os mostramos las características principales de cada una.

Intolerancia a la lactosa vs. APLV
Intolerancia a la lactosa vs. APLV

Si tienes dudas más específicas sobre este tema déjanos un comentario 🙂

¿Qué engorda más?… Es la pregunta estrella en las consultas de D-N que, además, traspasa fronteras y se cuela en todas las conversaciones con amigos y conocidos cuando el D-N esta presente.

¿Qué engorda más?… Pues mi respuesta es: Siempre engorda más la misma… tu! Los alimentos no engordan, la que engorda es la persona.

¿Engorda? Palabra fea y negativa donde las haya. Podemos sustituir la palabra engordar por aportar energía, mucho más positivo: «tal alimento te aporta más energía que el otro». Al fin y al cabo es cuestión de energía, las kilocalorías de los alimentos son las que nos confieren la energía para alcanzar todas nuestras metas a lo largo del día!

Aclarados estos términos, comencemos con el asunto que nos interesa hoy: La historia del plátano y la manzana

Cuando alguien decide hacer dieta, lo primero que elimina de su alimentación es el plátano y se va al mercado a comprarse 18 kilos de manzanas. Sí, es muy típico que cuando alguien esta restringiendo su alimentación el plátano ni lo mira, ni hablar del peluquín! Ahora, por un trocito de tarta no pasa nada….Incluso algunos añaden: Además la tarta es de manzana!!! Es asombrosa la capacidad de las personas en odiar y poner en un pedestal ciertas cuestiones.

Hoy hemos decidido darle una segunda oportunidad al plátano y que nos cuente cuanta es esa energía de más que nos da que hace que sea el repudiado de turno.

Con 1 manzana, 1 plátano, una báscula y el libro de composición de los alimentos bajo el brazo procedemos a la investigación. Primero de todo consultamos en la tabla la kilocalorías que aportan cada una de las frutas. La manzana aporta 40,57 kcal/100 gramos y el plátano 85,23 kcal/100 gramos.

Pesamos las frutas:

La manzana pesa: 283 gramos y el plátano pesa 169 gramos.

Realmente la fracción comestible es la que aporta dichas kilocalorías por lo que falta pelar la fruta y dejarla tal cual se vaya a comer.

Finalmente, el peso de la manzana es de 219 gramos  y el peso del plátano es 96 gramos. Es el momento de calcular cuantas kilocalorías nos aportan realmente estas dos frutas.

El resultado es que la manzana nos aporta 89 kilocalorías y el plátano 82 kilocalorías. 

¿Qué podemos sacar de todo esto? Que el plátano puede ser igual de válido como opción de fruta que la manzana. Nos podríamos meter en términos de índice glucémico pero lo abordaremos en otra ocasión.

Espero que os haya gustado este post, si queréis que pongamos a prueba otros dos alimentos, no dudéis en escribirnos!

Por cierto, feliz año nuevo!

Si te ha gustado esta entrada, quizás te interese esta o esta otra. 

Se acercan las Navidades, momentos de alegría para unos y temidos para otros. Aunque normalmente en casi todas las personas se dan las dos circunstancias, sobretodo si se esta haciendo dieta.

Nuestro estómago (e hígado) empiezan a temblar. Parece que se vaya a acabar el mundo y nos vemos con la necesidad de nutrir nuestros cuerpos cual cactus para la época de sequía que nos viene encima. Pero yo juraría que no, que el día 8 es un día como todos donde sale el Sol y podemos respirar y comer como cualquier otro día. Por lo tanto, que no cunda el pánico, es una época en la que se juntan varias comidas/cenas/meriendas pero no por ello es necesario tirar la toalla en el caso de que estemos haciendo dieta o pasarnos más de la cuenta porque «total ya…».

En este post, os daremos una serie de recomendaciones para sobrevivir a la Navidad y que, una vez finalizadas, continuéis viéndoos los pies.

  1. Nochebuena es la noche del 24 y Navidad el día 25. No hay ninguna necesidad de sacar los turrones hace un mes. Es más debería estar prohibido comprar turrones antes de finalizar Noviembre.
  2. Realiza 5 comidas al día. Si comes en el almuerzo y en la merienda llegarás a las comidas y cenas señaladas con menos hambre.
  3. Fuera de los días señalados realiza un menú equilibrado. No es bueno compensar dejando de cenar o comiendo solo fruta, lo ideal sería seguir con los hábitos que normalmente seguís, eligiendo siempre las opciones más sanas.
  4. Muévete! La época de Navidad es ideal para retomar el campeonato de fútbol con los amigos que nunca están o realizar alguna partidita de padel con la familia.
  5. Los dulces en el postre. Ya que sabes de sobras que en el postre va a caer la tarta de queso con mermelada de arándanos de tu tía, aprovecha los almuerzos y la merienda para comer fruta.
  6. Ponte la ración en el plato. En el momento de las comidas en cuestión ponte tu ración en el plato, no picotees. De esta manera eres más consciente de lo que comes, en cambio si vas picoteando de los platos que se encuentran en el medio de la mesa, no re das cuenta de la cantidad que estás comiendo.
  7. Compra la comida que necesites. No te preocupes, no te vendrán a comer a casa por sorpresa todos los vecinos, por lo que piensa realmente que vas a necesitar y obvia el «por si acaso».
  8. Modera el alcohol. Una copa de vino te aporta aproximadamente 120 kilocalorías, una caña aproximadamente 140 kilocalorías y un cubata unos 240 kilocalorías. No voy a decir más…

 

Esta mañana te has levantado de la cama, te has mirado en el espejo y se te han puesto los pelos de punta de lo que has visto. Piensas: «Esto se me ha ido de las manos, me pongo a dieta pero ya». Decides bajar al supermercado convencida de llenar la nevera de verde y la despensa de cosas super sanísimas. Paseando por el pasillo del supermercado, das con la esquina de los productos Dietéticos. Bueno, bueno, bueno.. Ya estas salvada. Productos diet, sin azúcar, sin grasas con los que podrás calmar tus ansiedades cuando la dieta se te haga cuesta arriba.

Cajas de galletas sometidas a la comparación¿Es esto realmente así? ¿Puedes comer estas galletas con total libertad porque son productos dietéticos? ¿Tienen menos calorías que unas galletas normales?

Averigüémoslo…

Para ello, nos hemos ido a la tienda de alimentación de la esquina a comprar unas galletas tipo “Maria” normales y unas tipo «Maria» sin azúcares.

La idea es comparar las cantidades de energía, grasas y azúcar que tenían las galletas.

Pesamos 100 gramos de galletas normales y 100 gramos de las dietéticas. La primera comparación sale bastante parecida. El resultado es: 100 gramos de las normales son 16 galletas y 100 gramos de las dietéticas resultaron 15,5 galletas.

El resultado del análisis de las galletas «María» normales es el siguiente:

Analisis nutricional galletas normalesRealmente si no tenemos la comparación con las otras no podemos sacar muchas conclusiones. Así que el análisis nutricional de las Galletas sin azúcar es la siguiente:

Análisis nutricional galletas sin azúcarDe esta manera sí que podemos observar las diferencias entre una y la otra.

  • Lo primero que nos llama la atención es, efectivamente, el azúcar. La cantidad de azúcar es muy diferente, 25,6 gramos de azúcar por 100 gramos de las normales frente a 1,3 gramos de azúcar por 100 gramos de las dietéticas. 
  • En cambio, la grasa de 100 gramos de las galletas normales es de 10,4 gramos mientras que la grasa de 100 gramos de galletas sin azúcar es de 16,1 gramos. Por lo que la cantidad de grasa es superior en las dietéticas.
  • Finalmente, comparando las calorías observamos que en el cómputo final, las galletas normales tienen menos kcal con las galletas dietéticas.

Comparación nutricional

Después de observar estas fotos y las comparaciones, ¿que conclusiones sacáis? Las mias son las siguientes:

  • El término producto dietético no quiere decir que sea más bajo en calorías. El término producto dietético según la AEDN en este  documento (donde habla también de marcos legales) se refiere a «aquellos productos que, por su composición o por el particular proceso de su fabricación :
    •  Se distinguen claramente de los productos alimenticios de consumo corriente
    • Son apropiados para el objetivo nutritivo señalado
    • Se comercializan indicando que responden a este objetivo «

En el embalaje de estas galletas pone claramente Sin azúcares añadidos, y efectivamente, no lleva azúcares añadidos, no pone nada que sea más bajo en kilocalorías ni que sea el producto ideal para hacer dieta.

  • Puede escandalizarte un poco las imágenes de las bolsitas de azúcar. El tema del azúcar merece un post aparte pero vamos a resumir lo esencial. La recomendación de la OMS (que podéis ver aquí) es que el azúcar no puede superar el 10% de la ingesta calórica diaria total. Para un adulto sano con un índice de masa corporal total, esto se traduce a menos de 50 gramos de azúcar al día.

Observamos que las 16 galletas normales llevan 25 gramos, la mitad, pero es que tampoco es normal comerse 16 galletas al día. Lo ideal es comer entre 6-8 galletas al desayuno por lo que la cantidad de azúcar no es tanta. Además en una sola coca-cola hay 35 gramos de azúcar, por lo que es bastante más escalofriante la cantidad que lleva una coca cola que no la cantidad que llevan 6-8 galletas.

  • Si comparamos por 6-8 galletas, las diferencias entre una y otra no son muy grandes. Por lo que las dos pueden ser válidas, siempre que se tomen una cantidad moderada.

Como conclusión, y contestando a las preguntas que nos hacíamos al principio… NO! Que sean galletas dietéticas no significa que sean lo ideal para calmar nuestras ansiedades y tengamos total libertad en la cantidad. Cuando tengas ansiedad por la comida mejor bebe un vaso de agua y cuenta hasta 10 o sal a correr. Mucho más eficaz.

Y por último no, no tienen menos calorías que unas galletas normales, pero tampoco mucho más, comparándo una ración de 6-8 galletas la diferencia no es significativa.

¿ Que opináis? Espero que os haya gustado este post. Si os gustaría que escribieramos sobre algún tema en concreto o sobre alguna duda que siempre hayais tenido en cuanto a la alimentación, escribenos un comentario y lo haremos encantados.

Si te ha gustado este post, seguro que te gusta este.

Bebé primer año de vida

Son muchas las mamás que vienen a la farmacia con dudas sobre la alimentación del bebé. Me han comentado en más de una ocasión que no acaban de encontrar información clara que les guíe como ir introduciendo los diferentes grupos alimenticios a sus hijos. Por eso, en este post voy a intentar hacer una sencilla guía para esas mamás que están un poco perdidas.

Antes de empezar quiero aclarar que voy a dar pautas generales. Lo ideal sería que estas fuesen individuales ya que cada bebé se va adaptando “a su manera” tanto a los grupos alimenticios como a los diferentes alimentos.

LACTANCIA MATERNA

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé. Ésta debe ser a demanda y el tiempo de tetada (sí, en ocasiones se utiliza este término…)  entre 8 y 10 minutos. Un tiempo mayor puede causar meteorismo en el bebé y aparición de grietas en el  pezón.

Hay madres que por diferentes circunstancias no pueden dar el pecho durante tanto tiempo. ¡No agobiarse! Existen fórmulas de inicio o leches para lactantes realizados a partir de leche de vaca modificada. Estas fórmulas son el resultado de muchos años de investigación así que se adaptan perfectamente a las necesidades nutricionales del bebé.

A partir de los 6 meses se utilizan las leches llamadas preparados de continuación. Las diferencias más importantes con respecto a la leche inicial, son entre otras que el contenido en proteínas y hierro es mayor.

¿CUÁNDO INTRODUCIR ALIMENTOS DIFERENTES A LA LECHE?

La alimentación complementaria se recomienda no antes de los 4 meses ni más tarde de los 6-7 meses. Se deben introducir los alimentos gradualmente, de manera firme pero nunca forzando al bebé:

  •  Cereales: es el primer alimento que deberemos introducir. Primero sin glúten (hacia los 4 meses)  y no más tarde de los 7 meses daremos cereales con glúten a nuestro bebé.
  •  Frutas: es importante tener claro que las frutas no van a sustituir una toma sino que van a ser un complemento. Al principio las daremos en forma de zumos o a cucharaditas.  Es aconsejable utilizar fruta fresca e introducirlas una a una en cortos periodos de tiempo a partir de los 4-6 meses para comprobar que el bebé las tolera correctamente.
  •  Verduras: empezaremos a introducirlas a partir de los 6 meses en forma de puré. En el caso de las espinacas, col, remolacha, nabo y acelgas esperaremos hasta más o menos el año para meterlas en la dieta.
  •  Carne: es recomendable introducirla con la verdura. Primero el pollo (hacia los 6 meses), por ser más digerible, más adelante el cordero (7 meses) y por último la ternera (8 meses).
  •  Huevo: no incluiremos este alimento hasta los 10 meses, comenzando por la yema cocida (se puede añadir por ejemplo a la papilla o puré de la cena). La clara hasta después de los 12 meses nada.
  •  Legumbres y pescado: en el último trimestre. Las legumbres más bien cerca del año del bebé.
  •  Leche de vaca: a partir del año. Ésta puede ser entera o semidesnatada, nunca desnatada ya que su bajo contenido en grasa dificulta la absorción de calcio y vitaminas liposolubles (como la vitamina D).

No quiero acabar sin insistir en que cada bebé va marcando su propio ritmo de adaptación a los alimentos. Por eso, mamás y papás (sobre todo primerizos…) paciencia y sed flexibles.

Imagen: El Rincón de tu matrona

Bibliografía: