El SOP es una alteración hormonal que afectaa las mujeres en edad fértil. Entre un 6 y un 18% de la población femenina lo padece.
Se trata de una alteración causada por varios factores y que puede afectar de distinta forma a cada mujer.
Para poder diagnosticar este síndrome, se necesitan cumplir dos de los tres criterios siguientes:
Pérdida de la menstruación o alteraciones en esta.
Hiperandrogenismo (alopecia, aumento de pelo en zonas más “masculinas”, acné…).
Ecografía con presencia de ovarios poliquísticos.
¿Por qué signos y síntomas se caracteriza el SOP?
Menstruaciones muy irregulares o pérdida de ésta
Problemas de fertilidad
Exceso de andrógenos (hormona masculina), hirsutismo, acné
Sobrepeso u obesidad
Resistencia a la insulina
Síndrome premenstrual muy acentuado
En el SOP, es muy importante cuidar de la alimentación, para intentar paliar toda su sintomatología, reducir el exceso de peso (si lo hay) y también intentar reducir la resistencia a la insulina, si es que la hay.
Objetivos nutricionales en el SOP
Consumir carbohidratos integrales e intentar evitar el consumo de carbohidratos simples y refinados, azúcares simples, bollería, refrescos y alcohol…
Consumir frutas y verduras, legumbres…
Consumir grasas saludables y asegurarnos de un buen aporte de ácidos grasos Omega-3
Suplementación:
INOSITOL: es una vitamina que del grupo B y tiene beneficios sobre la regulación de los ciclos hormonales y también ayuda en el metabolismo del azúcar, por lo que ayuda a reducir la resistencia a la insulina.
Omega-3: Puede ayudar a mejorar los niveles de insulina y glucosa, a mejorar el perfil lipídico y a regular los ciclos menstruales. Se encuentra en el pescado azul, nueces, lino, semillas de chía…
Vitamina D: El déficit de vitamina D se asocia con una mayor resistencia a la insulina y también aumento de peso. Su mayor fuente es la exposición solar, pero también podemos encontrarla en el pescado azul, huevo y lácteos. Puede ayudar a reducir también la resistencia a la insulina
Como ya sabemos, el ejercicio físico es importante en cualquier persona, pero en las mujeres con SOP, gana aún más fuerza, ya que se ha visto que también ayuda a reducir su sintomatología.
Sobretodo, el ejercicio de fuerza proporciona muchos beneficios, como la reducción de la resistencia a la insulina, pérdida de grasa corporal, reducción de los niveles de testosterona, reducción del dolor menstrual….
Si te interesa más este tema o tienes alguna duda, puedes contactar con nosotros a través de nutriestudioinfo@gmail.com o a través de nuestras redes sociales.
Cada vez es más frecuente escuchar hablar sobre enfermedades digestivas…
Hoy me gustaría hablaros del sistema digestivo y la gran variedad de enfermedades que pueden relacionarse con este.
El sistema digestivo es el conjunto de órganos, sistemas y tejidos que transportan, descomponen y absorben la comida en sustancias más pequeñas (nutrientes) para que nuestro organismo pueda utilizarlas para la correcta función del cuerpo.
¿Qué forma nuestro sistema digestivo?
El sistema digestivo empieza en la cavidad oral! Nos sirve como punto de entrada del alimento y allí es donde empieza la digestión. Los síntomas o problemas en la cavidad bucal (aftas, sequedad, sabor metálico, etc.) pueden ser una señal de alerta. El alimento sigue por el sistema digestivo hasta estar digerido y absorbido para, posteriormente desechar por el ano la parte que no hemos digerido. Los residuos posteriores a la digestión también nos pueden servir como indicador de distintas enfermedades digestivas.
Las patologías digestivas son afecciones en la motilidad, digestión, secreción i/o absorción de los nutrientes en cualquier parte del sistema digestivo, por tanto pueden afectarnos desde la boca hasta el ano.
Cada vez son más las personas que sufren patologías digestivas, de hecho durante los últimos años este tipo de patologías han incrementado su incidencia debido a que algunas se desconocían o no se diagnosticaban. Esto es debido a que las patologías digestivas son muy distintas; las podemos diferenciar a grandes rasgos en: patologías digestivas altas y bajas.
Las patologías digestivas altas son aquellas que afectan a la boca, el esófago, el hígado, la vesícula biliar y el estómago. Mientras que las patologías digestivas bajas afectarían al páncreas, el intestino delgado, el intestino grueso, el apéndice y el recto.
Hoy en día, un gran porcentaje de la población confunde los conceptos de alergia alimentaria e intolerancia alimentaria. Por ejemplo, es común confundir la intolerancia a la lactosa y alergia a la lactosa (cuando esta ni siquiera existe). Es un problema porque la gente al final no sabe bien qué es lo que puede comer, y qué no.
Muchas personas aseguran tener alergia a un cierto alimento cuando en realidad padecen alguna intolerancia o simplemente una aversión a ese alimento. Algunos estudios realizados por la agencia alimentaria británica demuestran que entre un 20-30% de la población creen ser alérgicos, cuando en realidad solo lo sería el 1-2%.
En el artículo de hoy hablaremos sobre las diferencias más comunes entre las alergias y las intolerancias.
Tanto la alergia como la intolerancia son reacciones adversas a los alimentos. Dentro de estas reacciones adversas tendríamos las reacciones adversas tóxicas (causadas por toxinas) y las reacciones adversas no tóxicas (dentro de esta encontraríamos la alergia y la intolerancia). Ahora bien, ¿qué es lo que nos diferencia una de otra?
La alergia es una reacción adversa no tóxica, mediada por mecanismos inmunológicos, específicamente mediado habitualmente por Inmunoglobulinas E (IgE) y que produce una respuesta exagerada del organismo frente a un componente alimentario, que normalmente suelen ser las proteínas de ese alimento. Por lo tanto, cualquier alimento que contenga proteínas puede provocar una alergia. Las más habituales son las siguientes:
Alergia a la leche: Causada por la caseína, lactoglobulina y la lacto albúmina.
Alergia al huevo: Por ovoalbúmina y el ovomucoide, presentes en la clara.
Alergia al pescado: Causada por las proteínas musculares del pescado.
Alergia a legumbres: Las más frecuentes son a las lentejas y soja. Hay que tener cuidado porque en la industria alimentaria se usan gomas de leguminosas como espesantes, como por ejemplo la goma guar o el garrofín.
Alergia a cereales: Hay muchas proteínas en los cereales con poder alergénico como el gluten de trigo y las que protegen al grano de ataques de bacterias y hongos.
Alergia a los frutos secos: Cacahuetes y almendras pueden provocar un shock anafiláctico con más riesgo que otros alimentos. Aunque de forma leve pueden provocar otras manifestaciones como la inflamación de labios y lengua.
En cambio, la intolerancia es una reacción adversa no tóxica, pero que no está mediada por mecanismos inmunológicos (generalmente suelen ser en su mayoría mecanismos enzimáticos, aunque existen otros tipos). En este caso, el cuerpo no digiere correctamente determinados alimentos por el déficit de determinados enzimas que se encargan de metabolizar el alimento. Por ejemplo, la intolerancia a la lactosa se produce por falta de la enzima lactasa que ayuda a metabolizar el azúcar de la leche (la lactosa).
¿Son iguales las reacciones y los síntomas que produce una alergia y una intolerancia? La mayoría de las veces se suele confundir una con otra, pero, sin embargo, las reacciones de una y otra son muy diferentes.
La alergia se trata de un mecanismo inmunológico, por lo que la respuesta del organismo suele ser inmediata y sus síntomas varían en función de la cantidad de alimento consumido, de las características de cada alimento y también según la predisposición individual a padecer la alergia. Así pues, según estas características los síntomas suelen ser leves o graves (siendo el más grave el shock anafiláctico). En el caso de la alergia los síntomas que encontraríamos no son solo digestivos (malestar abdominal, hinchazón abdominal, náuseas, vómitos, diarreas, etc) sino que también se sumarían los síntomas cutáneos (urticaria, rojeces, etc) y síntomas respiratorios.
En cambio, en la intolerancia alimentaria los síntomas suelen tardar más tiempo en aparecer. A diferencia de la alergia, la intolerancia suele tener síntomas solamente relacionados con el tubo digestivo (vómitos, náuseas, hinchazón, diarreas, vómitos, etc) y no se ven afectados ni el aparato respiratorio ni la piel.
También cabe remarcar, que la predisposición a padecer una alergia se puede heredar (no la alergia en sí, solo la predisposición). En cambio, la intolerancia aparece mayoritariamente cuando se producen alteraciones enzimáticas (que también se pueden heredar), pero lo más común es que se adquieran con la edad.
¿Cómo se detectan las alergias y las intolerancias alimentarias?
Una anamnesis (historia dietética e historia clínica) sería la primera opción para ambas.
En una alergia se suelen realizar pruebas cutáneas denominadas “prick test” con extractos comerciales de alimentos sobre la piel. Si este es negativo o no existe el extracto comercial se realiza una prueba cutánea con el propio alimento. La última opción es la provocación oral (tomar el alimento de forma controlada por un especialista).
En el caso de la intolerancia, se suelen producir los síntomas digestivos siempre que se toma un alimento o un mismo grupo de alimentos. Posteriormente se podrían realizar pruebas específicas para cada alimento si fuera necesario.
Otra de las diferencias entre una y otra es que, en el caso de la alergia, una pequeña cantidad del alimento sería suficiente para desencadenar la reacción alérgica. En cambio, en la intolerancia, la mayoría de veces la cantidad de alimento consumido suele ser mayor y se pueden consumir pequeñas cantidades de alimento sin tener ningún síntoma o efecto.
¿Existe diferencia en cuanto a niños y adultos en la alergia y la intolerancia?
Si bien es cierto, muchas intolerancias suelen aparecer con la edad. Sin embargo, en el caso de las alergias es mayor en los niños, que suelen presentar alergia a alimentos como el huevo, leche, pescado, frutos secos y algunas frutas o verduras. En cambio, los adultos suelen presentar alergia al pescado, a las frutas y a las verduras.
Esperamos que os haya ayudado a saber diferenciar las alergias de las intolerancias alimentarias. A modo resumen hemos preparado una tabla con los conceptos más importantes.
ALERGIA
INTOLERANCIA
Afecta al sistema inmunológico (mediado por IgE)
Afecta al metabolismo (sobre todo déficit enzimático)
La reacción puede producirse si se consumen pequeñas cantidades del alimento
Se suele tolerar cierta cantidad del alimento
La sintomatología puede ser severa si afecta al aparato respiratorio
La sintomatología es leve o moderada (digestiva)
Los síntomas son inmediatos (entre 1-2h)
Los síntomas tardan más en aparecer (varias horas o días)
Una de las confusiones más típicas nos la encontramos con la leche de vaca. En este caso podemos encontrar personas que padecen alergia la proteína de vaca y otras con intolerancia a la lactosa. En la siguiente imagen os mostramos las características principales de cada una.
Si tienes dudas más específicas sobre este tema déjanos un comentario 🙂
Fuente: Asociación Española contra el Cancer
El 40-80% de los pacientes oncológicos padecen algún tipo de desnutrición energético-proteica. Sucede lo que se conoce como caquexia tumoral, pérdida de peso no intencionada superior al 6% del peso del paciente en unos 6 meses. Se caracteriza por falta de apetito, pérdida de peso, pérdida de masa muscular, anemia, cansancio generalizado, alteración del gusto y del olfato y estreñimiento.
Además, estas enfermedades aumentan mucho los requerimientos nutricionales del paciente, por lo que es más fácil que se de una desnutrición.
CAUSAS Y CONSECUENCIAS
Las causas de desnutrición en los pacientes pueden darse por:
El propio tumor. La masa tumoral provoca alteraciones en el aparato digestivo. Con la enfermedad aumenta el gasto energético
El tratamiento tan agresivo provoca que los nutrientes no se absorban de una manera adecuada.
Por el estado anímico del propio paciente.
Las consecuencias de este estado de desnutrición pueden ser muy graves.
Deterioro del sistema inmune: El tratamiento de la quimioterapia provoca la muerte de macrófagos, encargados de parte del sistema inmune. Si a este estado se le suma que el propio paciente por su desnutrición, se encuentra más bajo de defensas, es muy vulnerable de coger una infección.
Disminuye la síntesis de proteína. Por lo que se dificulta la cicatrización heridas quirúrgicas, que son una puerta abierta a infecciones, impide reparación de tejidos dañados por Radioterapia y provoca malabsorción de algunos nutrientes
Disminución masa muscular
Disminución del tono vital y aumento síntomas depresivos
Disminuye tolerancia al tratamiento
Todo ello deteriora la calidad de vida del paciente, aumenta los costes sanitarios y aumenta la gran mortalidad de que por sí misma ya tiene la enfermedad.
Existen una serie de métodos para valorar si el paciente se encuentra desnutrido y en que grado esta. Para ello se hacen servir una serie de cuestionarios validados muy fáciles de utilizar. Si eres un paciente oncológico o tienes alguien en tu entorno y sospechas de que esta perdiendo demasiado peso sin motivo aparente acude a un Dietista-Nutricionista que valorará su estado correctamente.
En función del grado de desnutrición que padezca el paciente, la estrategia será diferente.
RECOMENDACIONES NUTRICIONALES
Intentar realizar 5 comidas al día o, al menos, 4 comidas al día: desayuno, comida, merienda y cena.
Realizar comidas de pequeño volumen pero nutritivas.
Intentar que siempre haya en las comidas principales una fracción de verduras, otra de hidratos de carbono, como legumbres, patata o arroz y proteínas (carne, pescado, huevo).
Cocinar los alimentos de forma sencilla
No forzarse a tomar alimentos que no le sienten bien, sustituirlos por otros de la misma familia
Consumir carnes blancas o pescado
Disminuir el consumo de grasas
Beber un mínimo de 6 vasos de agua o líquido al día
Mantener una buena higiene bucal.
Si el paciente padece anorexia (pérdida de apetito) es recomendable:
Que coma cuando tenga hambre,
en pocas cantidades y a menudo.
Que sean alimentos que le gusten y con gran densidad de nutrientes.
Enriquecer los platos para aumentar la densidad calórica:
– Queso rallado, leche en polvo, huevo duro, legumbres, jamón dulce, pavo o pollo troceado en sopas y purés
– Queso, mayonesa, atún, frutos secos, jamón serrano en ensaladas, pastas, arroces y verduras.
– Frutos secos, miel, mermelada en los postres
– Miel, fruta en almíbar, helado, fruta en la leche para hacer batidos más apetitosos.
También existen suplementos nutricionales adaptados para casos en los que el paciente no puede llegar a los requerimientos nutricionales, como es el caso del paciente oncológico. Suelen venir en forma de batidos o en forma de polvos para añadirlos en las comidas habituales. En el caso del paciente oncológico el más adecuado sería un suplemento hipercalórico e hiperproteico porque aparte de que los requerimientos energéticos aumentan también disminuye la síntesis proteica.
Estos suplementos sirven de gran ayuda donde la alimentación oral no puede llegar.
Espero que este post os haya servido. Es clave recordar que la nutrición es muy importante en la evolución del paciente oncológico y puede determinar que un tratamiento resulte con éxito o todo lo contrario. En el próximo post hablaremos sobre las recomendaciones nutricionales cuando se padecen sintomas típicos de la quimioterápia.
Bibliografía:
Manual de nutrición y metabolismo. Ed. Diaz de Santos. Diego Bellido-Guerrero, Daniel A. de luis Román.
Recomanacions dietétiques nutricionals en oncología. www.Gencat.cat. Acceso aquí
www.seom.org
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