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Cada vez es más frecuente escuchar hablar sobre enfermedades digestivas…

Hoy me gustaría hablaros del sistema digestivo y la gran variedad de enfermedades que pueden relacionarse con este.

El sistema digestivo es el conjunto de órganos, sistemas y tejidos que transportan, descomponen y absorben la comida en sustancias más pequeñas (nutrientes) para que nuestro organismo pueda utilizarlas para la correcta función del cuerpo.

¿Qué forma nuestro sistema digestivo?

El sistema digestivo empieza en la cavidad oral! Nos sirve como punto de entrada del alimento y allí es donde empieza la digestión. Los síntomas o problemas en la cavidad bucal (aftas, sequedad, sabor metálico, etc.) pueden ser una señal de alerta. El alimento sigue por el sistema digestivo hasta estar digerido y absorbido para, posteriormente desechar por el ano la parte que no hemos digerido. Los residuos posteriores a la digestión también nos pueden servir como indicador de distintas enfermedades digestivas.

Las patologías digestivas son afecciones en la motilidad, digestión, secreción i/o absorción de los nutrientes en cualquier parte del sistema digestivo, por tanto pueden afectarnos desde la boca hasta el ano.

Cada vez son más las personas que sufren patologías digestivas, de hecho durante los últimos años este tipo de patologías han incrementado su incidencia debido a que algunas se desconocían o no se diagnosticaban. Esto es debido a que las patologías digestivas son muy distintas; las podemos diferenciar a grandes rasgos en: patologías digestivas altas y bajas.

Las patologías digestivas altas son aquellas que afectan a la boca, el esófago, el hígado, la vesícula biliar y el estómago. Mientras que las patologías digestivas bajas afectarían al páncreas, el intestino delgado, el intestino grueso, el apéndice y el recto.

Word cloud concept illustration of diabetes condition
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La diabetes hoy en día es uno de los principales problemas sanitarios a escala mundial. Probablemente, todos habréis oído hablar  alguna vez sobre esta enfermedad pero seguramente no todos la conocéis. Por este motivo, en el siguiente artículo haremos un breve resumen sobre la enfermedad.

La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por un déficit absoluto o relativo de insulina (hormona que hace que las células del hígado, músculos, etc. cojan la glucosa en sangre (azúcar) y lo almacenan para que más tarde sea utilizado como energía). Cuando la producción de insulina falla, aumenta la glucosa en sangre y a la larga puede desencadenar otras alteraciones o enfermedades crónicas relacionadas.

Por otro lado, podemos encontrar dos tipos principales de diabetes:

La Diabetes Mellitus tipo 1, caracterizada por un déficit total de insulina, es decir, el propio cuerpo (el páncreas) no fabrica nada de insulina. Por lo tanto, la base del tratamiento de este tipo de diabetes es la administración  directa de insulina juntamente con la dieta y cambios en el estilo de vida.

Este tipo de diabetes se suele presentar durante la infancia y/o la adolescencia y se caracteriza por una pérdida de peso de los pacientes.

La Diabetes Mellitus tipo 2, caracterizada por un déficit parcial de insulina, es decir, el páncreas del paciente que la sufre no fabrica suficiente. En este caso, la base del tratamiento es la dieta, juntamente con ejercicio físico y cambios en el estilo de vida.

Esta, a diferencia de la Diabetes Mellitus tipo 1, se suele presentar a lo largo de la vida adulta (>30 años) y los pacientes suelen sufrir obesidad y/o sobrepeso.

A parte de estos dos tipos principales también hay la Diabetes Gestacional, en la cual se engloba cualquier tipo de diabetes diagnosticada durante el embarazo.

Una vez explicada la enfermedad citaremos una serie de recomendaciones generales para aquellos pacientes que la sufren:

– Seguir una dieta equilibrada y controlar los factores de riesgo (hipertensión arterial, riesgo cardiovascular, colesterol, etc.)

Perdida moderada de peso (en pacientes con sobrepeso y/o obesidad)

– Práctica de ejercicio físico moderado con regularidad (30 minutos/día)

Dejar de fumar

– Realizar al menos 5 comidas al día (para no quedarnos mucho rato en ayunas y no aumentar la glucemia plasmática)

A continuación, para poder cumplir las recomendaciones generales y sobretodo evitar los factores de riesgo, citaremos una serie de recomendaciones nutricionales:

– Augmentar el consumo de frutas y verduras

– Consumir alimentos ricos en fibra: frutas y verduras, frutos secos, legumbres, productos integrales, etc.

– Consumo moderado de productos cárnicos, preferiblemente consumir pescado (incluido el pescado azul)

Disminuir el consumo de grasas saturadas y azúcares simples (chocolates, bollería, pastelería, etc.)

– Consumir aceite de oliva como fuente principal de grasas

– Consumo bajo de vino (preferiblemente en las comidas principales)

Condimentación: moderación de la sal y condimentos grasos, uso de edulcorantes no nutritivos (sacarina, etc.) y uso de aceites vegetales

Técnicas culinarias: están todas permitidas pero sin sobrepasar la cantidad de grasa. Técnicas más recomendadas: cocción al vapor, horno, papillote, plancha, brasa o parrilla.

Si buscas información más detallada sobre la alimentación en la diabetes, pincha aquí

BIBLIOGRAFÍA:

Carbajal, A., Martínez, C. Manual práctico de nutrición y salud. Alimentación para la prevención y el manejo de enfermedades prevalentes. Kellogg España S.L.: Madrid; ISBN: 978-84-92848-35-5

Muñoz, M.,Aranceta,J. Nutrición aplicada y dietoterapia. Mayo 1999. Ediciones Universidad de Navarra SA. ISBN: 84-313-1686-1

Quedan pocos meses para que llegue el verano y ahora estamos en esa época en la que vamos viendo a más personas en el gimnasio, más anuncios de productos para adelgazar, conocidos comenzando alguna dieta… Por eso mismo, he decidido escribir sobre un tipo de dieta que lleva varios años “de moda”, la dieta cetogénica. Dos ejemplos famosísimos de este tipo de dietas son la dieta Dukan o la de Atkins.

Una dieta cetogénica es una dieta baja en hidratos de carbono, alta en grasa y moderada en proteínas. De este modo conseguimos que nuestro cuerpo entre en un estado fisiológico conocido como cetosis.  Y es que al no consumir apenas carbohidratos, nuestro cuerpo (concretamente el hígado) transforma nuestra grasa en cuerpos cetónicos,  los cuales utilizaremos como principal fuente de energía y así ahorraremos la poca glucosa que nos quede.

DIETA CETOGÉNICA PARA LA PÉRDIDA DE PESO

Algunos expertos en nutrición utilizan este tipo de dietas para el control de peso peso ya que según ellos:

  • Se produce una mayor pérdida de peso. Conseguimos que se queme la grasa de nuestro cuerpo y reducimos el apetito ya que el poder saciante de la grasa y proteína que ingerimos es mayor que el de los carbohidratos.
  • Hay una mejora del perfil lipídico. Se ha demostrado que aumenta el colesterol bueno (HDL) y disminuyen los triglicéridos.

Hasta aquí, me parece una dieta ideal , pero a la vez me entran dos dudas:

  • Si entra un paciente a nuestra consulta y le decimos que vamos a quitarle de su dieta el pan, la pasta, el arroz, las legumbres… Es probable que la primera semana e incluso la segunda hagan caso y estén encantados porque van bajando de peso muy bien. Pero, ¿durante cuánto tiempo la seguirán cuando le hemos quitado alimentos que forman parte de la alimentación diaria en nuestra sociedad? Y, ¿cuánto tiempo tardarán en recuperar el peso inicial cuando abandonen su dieta y vuelvan a su vida normal con los alimentos cotidianos?
  • Es cierto que mejora el perfil lipídico pero no se habla del colesterol malo (LDL). De hecho, en algunas personas que siguen este tipo de dietas aumenta el colesterol total. Puede ser por un aumento del colesterol bueno, pero hay que vigilar el malo también…

DIETA CETOGÉNICA PARA DIFERENTES PATOLOGÍAS

Existen estudios que demuestran que seguir este tipo de dietas tiene un papel neuroprotector. Por eso se han recomendado en personas con epilepsia, Alzheimer, trastorno bipolar, Parkinson…

En este punto quiero dejar claro que se trata de enfermedades muy serias, que requieren medicación y una  dieta de este tipo en todo caso puede ayudar pero NUNCA tratarlas.

Además, como en general mejora el perfil lipídico, se recomiendan en personas que tienen riesgo cardiovascular, es decir, aquellas con la tensión alta, colesterol y triglicéridos elevados. También es indicada en personas con diabetes porque mejora el control de la glucosa, ya que en estas dietas el hidrato de carbono que se ingiere es el que aportan las frutas y verduras principalmente y se evitan los procedentes del pan, arroz, pasta…

DIETA CETOGÉNCA PARA EL DEPORTE

Por un lado hay quien dice que mejora el rendimiento en deportes de resistencia porque ahorra el glucógeno.

Pero por otro lado, se desaconseja este tipo de dieta ya que la base para obtener energía en deportes, sobre todo de alta intensidad, son los hidratos de carbono y si no los consumimos a la larga aparecerán  efectos secundarios como irritabilidad, pérdida de pelo, sequedad de la piel, cansancio, hipotiroidismo… 

Por eso mismo, los carbohidratos tienen que consumirse de manera paralela a la práctica de ejercicio físico.  Y es que a medida que se realiza ejercicio físico, la sensibilidad del músculo a la insulina crece y es más efectivo los hidratos de carbono que se consumen porque irán dirigido al tejido muscular más que al adiposo.

Hay que tener claro que hagamos la dieta que hagamos, siempre tiene que estar supervisada por un profesional sanitario. Por favor, no compremos el libro con la dieta de moda porque nuestra vecina del quinto se lo ha comprado y le ha ido “muy bien”, porque al final estamos poniendo en riesgo nuestra salud.

Y ya no digo nada más, que cada uno saque sus propias conclusiones…