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Quedan pocos meses para que llegue el verano y ahora estamos en esa época en la que vamos viendo a más personas en el gimnasio, más anuncios de productos para adelgazar, conocidos comenzando alguna dieta… Por eso mismo, he decidido escribir sobre un tipo de dieta que lleva varios años “de moda”, la dieta cetogénica. Dos ejemplos famosísimos de este tipo de dietas son la dieta Dukan o la de Atkins.

Una dieta cetogénica es una dieta baja en hidratos de carbono, alta en grasa y moderada en proteínas. De este modo conseguimos que nuestro cuerpo entre en un estado fisiológico conocido como cetosis.  Y es que al no consumir apenas carbohidratos, nuestro cuerpo (concretamente el hígado) transforma nuestra grasa en cuerpos cetónicos,  los cuales utilizaremos como principal fuente de energía y así ahorraremos la poca glucosa que nos quede.

DIETA CETOGÉNICA PARA LA PÉRDIDA DE PESO

Algunos expertos en nutrición utilizan este tipo de dietas para el control de peso peso ya que según ellos:

  • Se produce una mayor pérdida de peso. Conseguimos que se queme la grasa de nuestro cuerpo y reducimos el apetito ya que el poder saciante de la grasa y proteína que ingerimos es mayor que el de los carbohidratos.
  • Hay una mejora del perfil lipídico. Se ha demostrado que aumenta el colesterol bueno (HDL) y disminuyen los triglicéridos.

Hasta aquí, me parece una dieta ideal , pero a la vez me entran dos dudas:

  • Si entra un paciente a nuestra consulta y le decimos que vamos a quitarle de su dieta el pan, la pasta, el arroz, las legumbres… Es probable que la primera semana e incluso la segunda hagan caso y estén encantados porque van bajando de peso muy bien. Pero, ¿durante cuánto tiempo la seguirán cuando le hemos quitado alimentos que forman parte de la alimentación diaria en nuestra sociedad? Y, ¿cuánto tiempo tardarán en recuperar el peso inicial cuando abandonen su dieta y vuelvan a su vida normal con los alimentos cotidianos?
  • Es cierto que mejora el perfil lipídico pero no se habla del colesterol malo (LDL). De hecho, en algunas personas que siguen este tipo de dietas aumenta el colesterol total. Puede ser por un aumento del colesterol bueno, pero hay que vigilar el malo también…

DIETA CETOGÉNICA PARA DIFERENTES PATOLOGÍAS

Existen estudios que demuestran que seguir este tipo de dietas tiene un papel neuroprotector. Por eso se han recomendado en personas con epilepsia, Alzheimer, trastorno bipolar, Parkinson…

En este punto quiero dejar claro que se trata de enfermedades muy serias, que requieren medicación y una  dieta de este tipo en todo caso puede ayudar pero NUNCA tratarlas.

Además, como en general mejora el perfil lipídico, se recomiendan en personas que tienen riesgo cardiovascular, es decir, aquellas con la tensión alta, colesterol y triglicéridos elevados. También es indicada en personas con diabetes porque mejora el control de la glucosa, ya que en estas dietas el hidrato de carbono que se ingiere es el que aportan las frutas y verduras principalmente y se evitan los procedentes del pan, arroz, pasta…

DIETA CETOGÉNCA PARA EL DEPORTE

Por un lado hay quien dice que mejora el rendimiento en deportes de resistencia porque ahorra el glucógeno.

Pero por otro lado, se desaconseja este tipo de dieta ya que la base para obtener energía en deportes, sobre todo de alta intensidad, son los hidratos de carbono y si no los consumimos a la larga aparecerán  efectos secundarios como irritabilidad, pérdida de pelo, sequedad de la piel, cansancio, hipotiroidismo… 

Por eso mismo, los carbohidratos tienen que consumirse de manera paralela a la práctica de ejercicio físico.  Y es que a medida que se realiza ejercicio físico, la sensibilidad del músculo a la insulina crece y es más efectivo los hidratos de carbono que se consumen porque irán dirigido al tejido muscular más que al adiposo.

Hay que tener claro que hagamos la dieta que hagamos, siempre tiene que estar supervisada por un profesional sanitario. Por favor, no compremos el libro con la dieta de moda porque nuestra vecina del quinto se lo ha comprado y le ha ido “muy bien”, porque al final estamos poniendo en riesgo nuestra salud.

Y ya no digo nada más, que cada uno saque sus propias conclusiones…

Niños con obesidad infantil

Es por todos sabido que la Obesidad se ha convertido en la gran epidemia del siglo XXI.

La obesidad es una enfermedad multifactorial causada por factores internos (inherentes) de nuestro cuerpo, como el factor hereditario que no podemos modificar; y por factores ambientales como son la dieta y el ejercicio. Pero en muchos casos, y cada vez más, la obesidad se da solo por causa exógena.

El primer determinante para padecer Obesidad en edad adulta es haber tenido exceso de peso en la infancia. Por lo que es clave centrarnos en esta población para prevenirla de forma más eficaz.

Pero cual es la sorpresa, que según  la OMS ya tenemos 45 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo. Por lo que ya no solo la Obesidad en adultos en un problema de Salud Pública sino que la Infantil también lo es.

Pero si esto no fuera suficiente, un niño obeso va a suponer un gasto para las arcas del estado de 13000 euros en su salud como publica esta noticia.

¿Cual es la situación en España?

Los datos más actuales en nuestro país son de la Encuesta Nacional de Salud en 2012 que tampoco son muy prometedores. El 30% de los niños españoles tienen exceso de peso, sobrepeso u obesidad. Diciéndolo de otro modo, de cada 10 niños 1 es obeso y 2 tienen sobrepeso. A lo largo del tiempo, estos datos han ido aumentando poco a poco pero de un tiempo a esta parte lo hacen de una manera mucho más rápida.

Los problemas de estar gordito

El problema de estar gordito cuando se es niño va mucho más allá de que se puedan reír de él en el cole. Aparte de ser el primer determinante para serlo de mayor, la obesidad trae con el una serie de factores de riesgo graves.

Por un lado, nos encontramos con las enfermedades que tienen cierta relación con la obesidad, como son las enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial y las dislipemias (alteraciones de los niveles en sangre de colesterol, triglicéridos, ácidos grasos, fosfolípidos). Algunas de estas enfermedades son primeras causas de muerte en el mundo, por lo que podemos afirmar que la obesidad es un factor de riesgo de muerte.

Además, se ha visto que el niño obeso tiene más riesgo a desarrollar enfermedades respiratorias y problemas en huesos y músculos.

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Llegados a este punto , ¿cuáles son las causas de la obesidad?

En términos generales, la causa principal es un desequilibrio entre lo que se consume y lo que se gasta. Se consume mucho más porque los hábitos alimentarios que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años se van distanciando cada vez más de una alimentación equilibrada con raciones más frugales y adecuadas. Sin olvidar que cada vez nos estamos haciendo más sedentarios y se practica menos deporte. Si profundizamos un poco más en este hecho, es importante tener en cuenta el gran desconocimiento de la población de los que debe ser una alimentación sana y equilibrada. Aparte de la visión distorsionada que los padres tienen sobre sus hijos. Tres de cuatro padres no se dan cuenta de que sus hijos tienen sobrepeso, un dato cuanto menos, preocupante.

El estudio Aladino (Vigilancia del Crecimiento, Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad), reveló algunos datos curiosos en cuanto a las posibles causas de la obesidad infantil. Como es obvio la calidad de su dieta no era buena y había un gran desequilibrio calórico; un aumento del consumo de grasas, hidratos de carbono y/o bebidas dulces y un aumento del sedentarismo. Pero también se observo que la mayoría de los niños con obesidad o sobrepeso no desayunaban o hacían un desayuno incompleto. La relación de esto puede ser porque al no desayunar, los niños tenían más hambre en las siguientes comidas y por lo tanto las raciones eran mayores.

También se observó mayor peso en los niños que comían en casa, esto puede ser por el hecho que hemos comentado antes del gran desconocimiento de la población sobre una buena alimentación, donde los especialistas de la Nutrición tenemos el deber de incidir y actuar más.

Otro dato curioso fue que se observó una relación entre el exceso de peso y dormir menos horas de las adecuadas.

En cuanto al aumento del sedentarismo y, por lo tanto, disminución del gasto energético y aumento de peso, se observó más en los escolares que disponían de portatil o los que estaban más horas viendo la tele o jugando a la consola.

Actualmente se está llevando a cabo una encuesta sobre el tipo de alimentación en la población infantil y adolescente (Encuesta Enalia) que espero nos ayude a saber mejor donde nos encontramos y buscar las medidas necesarias para reconducir los hábitos alimentarios.

Mientras tanto, nos quedamos con los datos que tenemos, con esta pequeña  “fotografía” sobre la situación de la obesidad infantil. Tenemos que ser muy conscientes del gran problema que supone que los niños españoles lleguen a estos datos tan escalofriantes, ya que como hemos visto supone unas graves consecuencias para su salud en la edad adulta. Nos queda un gran camino por recorrer y un gran trabajo por hacer.