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Cartel de propaganda de guerra creado por J. Howard Miller.  Wikipedia

Cartel de propaganda de guerra creado por J. Howard Miller.
Wikipedia

Durante un año natural, los 365 días, empiezas el año dos veces, el día 1 de Enero y el día 1 de Septiembre. Desde pequeños, con la vuelta al cole, la vuelta de vacaciones y las galas de televisión de las grandes cadenas donde nos presentaban lo nuevo de la temporada, parece que el año nos da una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad para desempolvar los propósitos de año nuevo, hacer balance de los que hemos conseguido y los que no, darnos cuenta de que el balance es bastante negativo y ponernos a ello otra vez. No pasa nada, tenemos otra oportunidad, 4 meses donde las cosas pueden cambiar. Son las cosas que tiene Septiembre.

Nos acompaña el positivismo y la motivación, esta vez sí. Como no, los clásicos estrella de todos los propósitos son ir al gimnasio (con asiduidad) y hacer dieta, seguidos normalmente de dejar de fumar y dejar de morderse las uñas.

Pues sí, realmente es un buen mes para empezar a cambiar ciertos hábitos y convertirlos en saludables. Aunque cuidado, podemos caer en lo que mi madre suele llamar “arrancada de caballo y parada de burro”. Apuntarse el primer día de mes al gimnasio; llenar el carro de la compra de verduras y de guindillas (por eso de frotártelas en las uñas para no mordértelas) y tirar el paquete de tabaco en la basura desemboca normalmente a un fracaso absoluto.

Ya que tenemos en la vuelta de la esquina el mes de Septiembre aquí van una serie de ideas para que tu mes no se convierta en una crónica de una muerte anunciada.

Prioriza tus prioridades, valga la redundancia. Coge tu lista de buenos propósitos de año nuevo. Tacha los que conseguiste y céntrate en los que quieres conseguir antes de que acabe el año. ¿Cuál es el que realmente quieres conseguir? ¿Te ves capaz de conseguirlo? Ordena de más importante a menos teniendo en cuenta que sea realista. En esta lista, gimnasio y dieta casan a la perfección pero ser bombero en 4 meses es bastante poco realista.

Se realista. Si nunca has pisado un gimnasio y el último chandal que te compraste fue en el 2000, plantéate el hecho de que te va a costar. Piensa en los deportes que te gusten (o al menos te gustaban en aquella época) y empieza por estos. Si te quieres apuntar a la moda del running, empieza caminando a paso ligero y corriendo los últimos 5 minutos, poco a poco te irás encontrando mejor y podrás ir aumentando los minutos que vas corriendo.

El todo o nada no vale. El calor continua y la gente seguirá llenando las terrazas y, con ello, las mesas llenas de cervezas y cacahuetes para acompañar. Por lo que cuando te sientes en la mesa y no te puedas morder las uñas de los nervios (dichosa guindilla!), al final acabarás tomando un refresco o similar. Y no pasa nada! No dejes de lado tu objetivo a la primera de cambio. Cuando te caes te levantas, ¿no? Pues con esto pasa exactamente lo mismo.

Poco a poco y con buena letra. Más vale un paso sólido que diez inestables. Divide tu objetivo en unos cuantos más pequeños y ves alcanzándolos uno detrás de otro. De esta manera te va a ser más fácil y los cambios que produzcas serán más duraderos.

Espero que con estos pequeños consejos te sea más fácil de llevar, las cosas que tiene Septiembre.